Puesto que existe una gran crisis inmobiliaria, y puesto que
no conocíamos ritual alguno para la consecución de la venta de un inmueble de
forma inmediata, buscamos una solución en la red y hallamos dos muy
interesantes y singulares (existía un tercero, imposible de confección sin
grandes conocimientos astrológicos):
Para ello es indispensable una llave antigua (de las que
poseían un aro en la parte superior). En caso de no tenerla, compradla en el
rastro o en un mercadillo. Por el aro pasaremos una cinta de color amarillo de
raso y en un extremo une una foto de un animal cuadrúpedo doméstico y en el
otro extremo la foto de San Mateo Apóstol (dicho santo era el recaudador de
impuestos y el encargado de la tesorería de Jesucristo), y pronuncia lo siguiente:
“San Mateo asísteme para vender mi (casa, piso, chalet, lo
que desees vender), tú que administrabas dinero, y que por el auxilio de
Cristo, supiste ganar el cielo, otórgame lo que te demando, entregaré una parte
en donación es lo que te ofrezco. Amén”
Evidentemente, una vez realizada la venta, tendrás que
aproximarte a una iglesia en la que figure la imagen del Santo Apóstol y hacer
una donación en su nombre.
Recuerda que debe hacerse siempre un jueves por la noche,
hierve en medio litro de agua, medio kilo de limones en rodaja con siete
cucharas pequeñas de sal y siete claveles o geranios, eso sí que sean de color
rojo. Al inicio del hervor, mete en el agua una o varias fotos de la fachada o
del interior del inmueble ( o cualquier foto de la que dispongas del inmueble
que se desea vender), siete dátiles y un puñado grande de perejil. Apágalo y
esperas bastante hasta que esté bien frío. Una vez esté frío, fíltra todo el
líquido y en el agua resultante mojas un trapo de color blanco y en puerta
haces una siete cruces con el trapo húmedo. Si se tratara de un local
comercial, las cruces se realizarían en la puerta de entrada al mismo. Tira el
agua sobrante al suelo de las terrazas o balcones, o bien en la entrada del
local comercial en la calle. Si se desea puede realizarse la cocción jueves por
la noche y el ritual al día siguiente, sin problema alguno.